RINEKE DIJKSTRA
Ha producido un complejo cuerpo de trabajo fotográfico y vídeo compuesto por retratos, generalmente de gran formato y normalmente de mujeres adolescentes (pintura holandesa del siglo XVII).
Apenas introduce detalles que contextualicen las obras, por lo que facilita al espectador la labor de indagar en la relación entre la fotógrafa y el retratado y entre éste y el propio público.
En 1992 la artista comenzó a retratar a adolescentes en las playas de Carolina del Sur; después repetió esta acción en Polonia, Ucrania y en todo el mundo.
Desde una perspectiva baja, dirige su objetivo hacia el cuerpo y los rostros de muchachas que bordean la edad adulta y que adquieren en sus obras una presencia monumental. En sus trabajos más recientes, no sólo fotografía a adolescentes, también a madres inmediatamente después de dar a luz, a boxeadores tras salir del ring y a sujetos cuyo agotamiento físico les impide llevar a cabo ese esfuerzo físico o mental que acompaña a una pose consciente.

Repite retratos de los mismos individuos a lo largo de meses o años:
Almerisa: aún inacabada. La comenzó en 1994 retratando a una joven bosnia en un centro de refugiados de Holanda; se puede observar transición a la edad adulta y su adopción de las costumbres holandesas.

Olivier: siguió los pasos a este joven alistado en la Legión francesa durante tres años, periodo en que el soldado vivió una intensa transformación psicológica y física.